Hag sameach! Feliz día de Pesach, nuestra fiesta de la libertad, que se celebró este año en Israel con más tristeza de la que yo pueda acordarme en tantos años de vida en el país, mientras vemos cómo el gobierno de Netanyahu y sus asociados nos lleva con mano segura hacia el desastre, apoyado por una coalición mesiánica y a la vez corrupta y embriagada de poder, cuyo logro primordial hasta este momento ha sido la profundización de todas las brechas en esta sociedad tan conflictiva, la destrucción de la imagen del país poniendo en peligro nuestra economía y, a la vez, la puesta en juego de nuestra seguridad ante las amenazas tanto externas como internas.
Y si de alguna manera pudimos alegrarnos ayer en la noche del seder, cada uno a su manera, con familia o amigos y según sus circunstancias, esta mañana nos hemos despertado a un día de bombardeos y mucha preocupación por lo que se viene, tanto en el sur como en el norte, como en Jerusalén. Por lo que va de día tenemos varios cohetes que se dispararon desde la franja de Gaza, y por lo menos 34 desde el Líbano, muy probablemente de inspiración iraní, lo cual no habíamos visto ya hace muchísimo tiempo. Además de todo, tuvimos los disturbios de ayer en el monte del templo, avivados por la cercanía a la mezquita de el-Aqsa de grupos de judíos lunáticos con intenciones de sacrificar un corderito (vivo) como paso inicial a la construcción del tercer templo.
Ese grupo,por cierto, se llama "Volviendo al Monte del Templo", y si quieren tener una idea de cómo nos veremos dentro de algunos años, vean su página de Facebook. Es verdad, son un grupo marginal, pero hace algunos años también Ben Gvir era marginal y ahora rige nuestras vidas. Este año ellos ofrecieron premios a quien llegue al monte con su cordero: 20 mil shekel si lograste sacrificar al cordero en el monte, y 500 shekel si trataste y te apresaron antes de subir.
El medio oriente es un barril de pólvora que puede explotar en cualquier momento. Siempre lo ha sido y probablemente lo seguirá siendo en el futuro previsible. Dentro de esta realidad, la pregunta qué es lo que hacen nuestros líderes para mantener una situación en la que el Estado de Israel pueda salir a flote, y llevar adelante una vida de logros y estabilidad, es crítica como probablemente no lo es en ningún otro lugar del mundo. El hecho de que Netanyahu y su gobierno sean nuestros líderes en este momento son noticias realmente alarmantes. No estoy diciendo algo nuevo, pero en este momento quisiera darles un breve ejemplo de cómo la irresponsabilidad de este hombre nos pone nada menos que en peligro existencial, de una manera sin precedentes.
El domingo anterior, Netanyahu destituyó de su cargo al ministro de Defensa (de su propio partido Likud) Yoav Galant. Eso encendió las llamas de la protesta espontánea de cientos de miles israelíes en todo el país. Eventualmente, eso llevó a la decisión de congelar temporalmente el proceso de legislación que ocupa exclusivamente, desde el 1 de enero, toda la atención y la energía del gobierno y la Knesset (y en realidad de todo el país) y que significa una verdadera revuelta contra el sistema de gobierno del país. Un día antes, el sábado en la noche, Galant había anunciado que no podría votar a favor de la revuelta propuesta, porque sentía que esa legislación es destructiva para el país y él no estaba dispuesto a ser responsable directo de eso. Su declaración se transmitió en TV antes de que Bibi volviera de su viaje a Londres (un viaje carísimo, por cierto ,a cuenta de nuestros impuestos, y totalmente innecesario, donde el PM británico lo recibió por sólo 50 minutos y se negó a fotografiarse con Bibi al finalizar, en el apretón de manos tradicional – pero ¿quién se acuerda ya de eso?).
Así se expuso Galant al látigo (verbal) implacable de la máquina del veneno orquestada (a través de las redes sociales) por Yair Netanyahu y sus servidores en el gobierno y la Knesset.
Nadie ha dudado nunca de la valentía de Galant en el campo de batalla en muchos años de servicio militar, pero su figuración en la política local puede resumirse, hasta ahora, como un largo acto de adulación cobarde hacia Bibi y su familia. Mi propia opinión sobre Galant, su inteligencia y su integridad personal, nunca ha sido particularmente alta, como pueden leer en este post que escribí hace dos años, al ser él ministro de educación. Pero debe decirse que esta vez sorprendió a muchos, cuando dio este paso de decisión independiente y de mucha valentía civil, que es algo muy diferente y parece que más difícil de encontrar que la militar, especialmente en la atmósfera pública en que vivimos, donde se aterroriza a cualquier pseudo-disidente.
Estando en una época de tantas amenazas a la seguridad de Israel, tanto internas como externas, destituir al ministro de defensa de la noche a la mañana, y además no nombrarle inmediatamente un sustituto, es un caso extremo de falta de responsabilidad del que sólo Bibi es capaz (y muy probablemente lo haya hecho impulsado por Yair y tal vez Sara, herida en su honor). Eso fue una demostración clara (para quien le faltara) de que el hombre ha perdido el contacto con la realidad.
Pero ahora resulta que la cosa es mucho más grave. Bibi todavía no le envió a Galant carta de despido, por lo que formalmente él sigue en su cargo. Galant sigue participando en las deliberaciones del gabinete de seguridad y las del foro del estado mayor, y sigue siendo parte de decisiones super delicadas y comprometedoras. Pero nadie que participa en esos foros sabe a ciencia cierta cuál es el estatus formal de Galant, y qué piensa Bibi hacer con él.
Bibi no ha dicho que retira la decisión de destituirlo, y tampoco ha repetido su decisión anterior de sí destituirlo. Esto es un limbo político donde se juega con la seguridad del país y de los ciudadanos. El día en que anunció la congelación del proceso legislativo, para calmar los ánimos, Bibi ni siquiera mencionó el nombre de Galant. Peor aún, hace dos días se efectuó en el despacho del ministro el brindis tradicional por la fiesta de Pesach. Bibi dedicó efusivamente sus felicitaciones al nuevo jefe del estado mayor, Hertzi Halevi, y todo el rango de los oficiales “hasta el último de los soldados” (como suele decirse en hebreo). A Galant, que estaba a su derecha, ni lo mencionó ni le dirigió la mirada. Cuando Galant dirigió la palabra, Bibi ignoró su presencia totalmente. Pueden verlo en video en este link.
No me malentiendan: la posible ofensa al honor de Galant no es algo que particularmente me preocupe, ni a mí ni a la mayoría de los israelíes. El problema es que este par, Bibi y Galant, son los responsables en conjunto por nuestra seguridad en una época de grandes peligros, y ni siquiera son capaces de dirigirse una mirada.
Se rumora, aunque no hay certeza de esto, que se está negociando una salida de compromiso en la cual Galant se someterá públicamente a un auto de fe inquisitorio, donde reconozca que no debía haber dado su declaración ese sábado, y exprese arrepentimiento, comprometiéndose a no votar en contra del proceso legal sobre el cual advirtió en su discurso del sábado en la noche. Tal vez le permitan no retirar completamente el contenido de su declaración anterior, a cambio de que se abstenga en la votación, cuando esta se lleve a cabo. Algo así tal vez pase, o tal vez no (también depende de si a Sara y a Yair les parece satisfactorio), pero lo importante es entender a través de este caso, cómo funciona la mente retorcida de Bibi (que tanta gente sigue admirado …).
Anteriormente, ya Bibi había hecho algo parecido como manera de manipulación de los que deben someterse a él (y nosotros pagamos el precio). Por ejemplo, al concluirse el periodo de servicio de Roni Alshej como comandante de la policía en diciembre de 2018, Bibi no nombró un reemplazante fijo sino sólo uno temporal, Motti Cohen. De esta manera, Bibi aseguraba un completo dominio sobre Cohen y sus oficiales, al tiempo que se desarrollaban las investigaciones criminales a las que Bibi estaba sometido. Un comandante temporal sabe muy bien que él depende totalmente de Bibi para seguir en su puesto, y asimismo los oficiales subalternos que tienen potencial de nombramiento, prefieren, para no enfrentarse al capo, no llenar su cargo a cabalidad (como sí lo hizo Alsheij y por eso no le alargaron el nombramiento).
Así estamos en este momento, enfrentando una situación de seguridad ya de por sí grave, pero con alto potencial de agravarse aún más, mientras que al frente del sistema de defensa israelí nadie sabe si hay un ministro vigente o no. Y encima de todo esto, Bibi ha sido capaz de llevar nuestras relaciones con USA al punto más bajo que se ha visto en decenios.
Frente al bombardeo en el norte, Bibi reunió el gabinete de manera urgente. Vale la pena indicar que—como el gobierno está tan ocupado en la revuelta que están llevando a cabo en el país sin que quede tiempo para nada más—el gabinete de seguridad se ha reunido una sola vez (!!!) desde que se juramentó el gobierno hace más de tres meses, o sea que no ha habido ningún debate político estratégico serio sobre la situación actual. La suerte nuestra es que los rangos profesionales tanto en el ejército, como en los cuerpos de seguridad, como en los otros ministerios relavntes, siguen más o menos haciendo su trabajo como se debe, a pesar de la ineptitud e irresposabilidad del gobierno. Obviamente, también los rangos profesionales se irán viendo cada vez enmayor dificultad para realizar su trabajo.
Por otro lado, dada la cantidad de pirómanos faltos de experiencia diplomática, política o militar de ningún tipo que pueblan ese gabinete (y no se hable ya de un mínimo de cordura), tal vez es mejor así. Sin embargo, cuando ahora se reúnan uno se pregunta si Bibi y Galant se mirarán el uno al otro y si tratarán, con un mínimo de responsabilidad nacional, de tomar alguna decisión cuerda, más o menos, ante la situación que se está desarrollando en el norte.
Bibi salió al público con una declaración breve de dos minutos,indicando que a pesar de los debates internos, el pueblo de Israel siempre está unido ante sus enemigos. Probablemente habrán algunas respuestas militares, tanto en el norte como en el sur, y no sabemos en este momento qué tan intensivas serán. Pero dada la situación interna de Israel, todo tipo de acción militar que Bibi y sus gobierno vaya a iniciar, sea justificado o no, se va a interpretar por todos sus oponentes (más de la mitad de la población) como un nuevo intento de desviar la atención de sus problemas jurídicos, politicos y personales hacia el campo de batalla.
Ya vivimos algo parecido en mayo de 2021 (como expliqué aquí), cuando tanto Bibi como el Hamás, cada uno según sus propias motivaciones, no dudaron en calentar el enfrentamiento y subir el nivel de violencia para servir a sus propios intereses. En aquel entonces, por lo menos sabíamos claramente quién era el ministro de defensa (Benny Gantz), mientras que el sinvergüenza llamado Itamar ben Gvir era un agitador marginal y bastante despreciable, y no Ministro de Seguridad Nacional (el flamante título que se le ha dado, para gran vergüenza del pueblo judío), al que todos los altos oficiales de la policía consideran una amenaza a la seguridad y la tranquilidad del país. Ya en este momento estamos viendo distrubios en algunas ciudades árabes, y eso podría extenderse a otras ciudades y también a las ciudades mixtas tal como lo vivimos en 2021.
En la noche de Pesach siempre contamos el cuento de las diez plagas que cayeron sobre Egipto y que convencieron al Faraón de dar la libertad al pueblo judío. Nadie puede decir en este día de Pesach cómo nos vamos a liberar de esta nueva plaga de dimensiones bíblicas que se llama Benjamín Netanyahu y su perniciosa coalición.
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